miércoles, 6 de agosto de 2008

Ser o no ser

Querido salteador: El otro día en el cafe encontré el siguiente texto escrito en una servilleta. ¿Serías tan amable de darlo a conocer?...
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Se dice que las cosas son como son, siempre y cuando sean. Lo cual puede parecer una obviedad, pero vayan a decirle a algo que es, que en realidad no es, a ver como reacciona (siempre y cuando en realidad sea y por lo tanto tenga la capacidad de hacer algo). Ejemplos sobran, figúrense simplemente el lío que se armó cuando en 1967 el pibe Ramón Ramírez que jugaba en la sexta de Racing escuchó desde atrás del alambrado: “¡pibe no existís!”. No es que se haya enojado, simplemente dudó. Porque a uno le pueden decir muchas cosas, pero ahora que le digan que uno no existe es un poco más fuerte que muchas otras cosas más. Piensen en los monstruos. Centenares de años luchando contra el incipiente racionalismo humano, asustando a niños, ancianos y leñadores para que hoy haya padres tan poco considerados, capaces de decir a sus crios: “niños, dejaos de joder, los monstruos no existen”. ¿Puede uno llegar a sentir un dolor tan fuerte? Se dice que en 1492, los monstruos de toda Europa del Norte, aprovechando que muchas mentes se encontraban debatiendo si Colón era o se hacía, se juntaron en una especie de hermandad que se identifica hasta nuestros días con las siglas: “LMSEQTDEPPFNQMSLSISCDNFPTSH¿AN?BEF”. Que querría decir: “Los Monstruos Sí Existimos, Queremos Trabajar, Déjennos en Paz Por Favor, No Queremos Mas su Limosna Sucia e Irreverente. Somos conciente de nuestra fealdad, pero también somos humanos. ¿Ah no? Bueno en fin….” Aparentemente en los primeros años de existencia, el gremio de monstruos tuvo cierto reconocimiento, y la gente comenzó a despreciar a esas mentes avanzadas que comenzaban a predicar que ellos no existían. Sin embargo la vagancia de la inteligencia humana (cuya existencia merecería en ciertos casos un profundo debate), concluyó en que una agrupación con un nombre tan difícil de pronunciar no podía existir. Hoy, 500 años después, los medios masivos de comunicación suscribieron a la tesis de la no existencia monstruosa. Más allá del ejemplo de los monstruos, se han planteado y se plantean cotidianamente muchos otros casos de debates existencia/no existencia-de algo- para la gente que no tiene nada que hacer. La amistad entre el hombre y la mujer, el altruismo, el amor a primera vista, Villa Bosch, la fotosíntesis, la libido, el pop… Todos tópicos de discusión posibles. Pero aceptémoslo de una buena vez: Lo que no es, pero hablamos de ello, a partir de ese momento es. Lo es por lo menos artística y literariamente, que son sin ningún lugar a posible discusión los aspectos más importantes de la realidad, ahora sí, si pretendemos distinguir lo que es y lo que no es desde la vulgar concepción de las existencias concretas y materiales… estamos complicados. De todos modos no me interesa.
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No tengo medios para hacerlo conocer.